Con un nivel de indecisos que oscila entre el 30 y 60% dependiendo de la encuestadora, es difícil predecir con certeza si habrá o no segunda vuelta. Lo que si podemos hacer es definir dos escenarios extremos para limitar el rango de intención de voto de los candidatos que lideran las preferencias electorales. Como los candidatos que podrían terminar segundos en la preferencia electoral están lejos de alcanzar 30%, sólo tenemos que concentrarnos en el candidato que lidera la intención de voto. Usemos para este ejercicio los sondeos de 5 empresas encuestadoras que han difundido resultados con continuidad desde octubre hasta mediados de diciembre.
En el primer escenario, los indecisos siguen la misma tendencia que los sondeos indican a la fecha. En este caso hipotético, el candidato que lidera las preferencias electorales obtendría en promedio el 49% de los votos válidos*, y no habría segunda vuelta. En el segundo escenario extremo, los indecisos van a las urnas con un dado de 10 caras (pueden elegir entre 8 candidatos, nulo y blanco). En este otro caso, hipotético también, el candidato con más opciones obtendría un promedio del 29% de los votos válidos, y habría segunda vuelta.
Una vez que hemos definido este rango, nos queda la sensación de que aún no podemos hacer ningún pronóstico. Entonces nos empezamos a preguntar: ¿qué esta pasando por la cabeza de los indecisos? De acuerdo a CEDATOS [1], el 86% de la población espera un cambio, sin embargo la gestión del Presidente Correa recibe una calificación de buena o muy buena en el 62% de los casos de acuerdo a Perfiles de Opinión [2]. Si asumimos que los que no esperan un cambio, es decir el 14% de los encuestados por CEDATOS, están incluidos en el 62% de la gente que aprueba la gestión de Correa, ¿qué se podría esperar del 48% que quiere un cambio pero aprueba la gestión de Correa? ¿Será posible que la mayoría de los indecisos son gente que aprueba la gestión de Correa pero tienen dudas sobre el binomio Moreno-Glas? La percepción de que habrá un cambio no logra cristalizarse con políticos que no tienen la misma capacidad de gestión y liderazgo que el presidente saliente. Pero así mismo, los candidatos de la oposición no han logrado desmarcarse de los pecados de la partidocracia ni de los políticos que nos llevaron a un feriado bancario. Dadas estas contradicciones, ¿qué deberíamos preguntar a los indecisos?
Todo indica a que hay que esperar por estudios más profundos sobre los indecisos de parte de las empresas encuestadoras. Otra alternativa es esperar a que las tendencias por uno u otro candidato se vayan develando, quizás esto ocurra faltando pocos días para las elecciones. Mientras tanto, les invito a que descarguen el archivo CSV que ha preparado Cálculo Electoral, para que tomando en cuenta los dos escenarios extremos y su intuición sobre los indecisos, saquen sus propios pronósticos.